sexta-feira, 1 de maio de 2009
DE JUAN ARIAS, CORRESPONDENTE NO BRASIL DE EL PAIS
Emocionante tu crónica sobre el Seminario, Latuf querido. De alguna forma todos somos sobrevivientes en un mundo de violencia explícita o disimulada. Tu mejor frase es que no quieres juzgar. Es la sublimidad del amor. Es el antídoto que el profeta judío dió para poder eliminar la violencia del mundo, la externa y la interna, la de los otros y la nuestra que es espejo de la del prójimo. Sólo cuando los hombres entiendan que el Sol nace cada dia para todos, sin distinción (basta ponerse bajo sus rayos) podremos sentir el perfume de una vida sin alarmes y sin campos de concentramiento. Que el niño que llevas dentro suavice tus heridas del pasado, más duras por haber sido injustamente infligidas.Abrazos solares, Juan
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